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El Puerto/El geógrafo José Luis Martín Ruiz abordó hace unos días la evolución de la población en el centro histórico portuense dentro del ciclo ‘Diálogos sobre Patrimonio y Centro Histórico’, que viene desarrollando la asociación Betilo.
Martín Ruiz defendió el método científico, con hipótesis, investigación, datos, conclusiones y propuestas de actuación. Antes que nada, la identificación de tres entidades que intervienen en el problema: Administración, Territorio y Población. Sobre la población, Martín Ruiz aportó datos que muestran un incremento en el censo de El Puerto entre 2000 y 2025 (en torno a 15.000 personas). Este crecimiento no ha sido constante, con un estancamiento en 2009 y una recesión entre 2014 y 2018 (influencia de la actividad económica). Hasta 2018 el crecimiento se debió a la suma de saldos migratorios y naturales (nacimientos menos muertes) positivos. A partir de 2018 el crecimiento natural ha pasado a ser negativo y el migratorio sigue positivo. Desde 2018 el crecimiento de la población municipal se debe exclusivamente a saldos migratorios positivos.
Sin embargo, este incremento poblacional no tuvo una correlación con la población habitante del centro histórico que decreció, exponencialmente (de 15.800 a 14.200). Otra variable importante es la pirámide poblacional, que muestra en este periodo un envejecimiento de la población, mucho más acusado en el centro histórico, tanto en la base como en la cumbre, con escasas posibilidades de recuperación.
Se constató que, a partir de la aprobación del Plan Especial de Protección del Conjunto Histórico y su Entorno (Peprichye), en junio de 2021, se produjo un leve crecimiento de la población en el centro histórico. Sin embargo, es muy débil la incidencia de las nuevas licencias sobre la población (126 licencias y 49 personas empadronadas; se tiende a concluir que son segundas viviendas).
Martín Ruiz ha analizado el grado de ocupación de viviendas en el centro histórico, a partir de identificar el número de calles (130) y el número de edificios no institucionales (1.400). Concluye que en torno a torno a un 40% de viviendas no están habitadas, siendo la ocupación mayor en el Barrio Alto. Por otro lado, el mayor precio de la vivienda en el conjunto histórico, junto con la falta de equipamientos públicos esenciales y plazas de aparcamiento, hacen poco viable la recuperación poblacional del casco histórico.
A partir de estos datos algunas propuestas de actuación pasan por la inversión en equipamientos públicos (aparcamientos, centros de mayores…); fomento de la iniciativa pública; viviendas en alquiler y venta a precios asequibles; agilizar las licencias e incentivar la iniciativa privada; aplicación de la normativa sobre solares y edificios en ruina; y la regulación rigurosa de las actividades molestas.
Tras la presentación, llegó el debate y una constatación: es un problema complejo multiplicidad de causas, actuaciones políticas, comportamientos sociales, que exige variadas y probablemente innovadoras líneas de actuación, pero con algo muy valioso en juego, la identidad de la ciudad.
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